Es extragno, esto de esperar al tiempo para encontrarse cosas bacanas en la vida. Cuando no quieres que algo pase, el corre implacable, y cuando algo se tiene que dar, es lento, pero a fin de cuentas siempre es la misma velocidad en el minutero, y son sólo las emociones las que lo aceleran o frenan.
El minutero dió demasiadas vueltas en el tiempo que estuve en Colombia, luego del primer viaje a Alemania, pero hay muchas cosas que siguen ahí y hay otras que han ido llegando lento, pero no con sufrimiento por el paso del reloj, sino con goce inmenso, cada minuto antes de un encuentro por meses esperado se hace un espacio genial para pensar sobre muchas cosas.
Hoy me volví a encontrar con Carla una gran amiga de la vieja escuela de Münster, es increíble luego de tanto rato, y que la amistad siga tan intacta, lo genial es cada vez me siento más cerca de muchas cosas muy agradables...ahora si que disfruto los minutos que faltan para encontrarme con alguién más de la vieja escuela (ojalá vos leas esto, vos sabés quién sos)...oh reloj! que me traerás en este tiempo...
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